En su décimo trabajo, Heracles recibió el encargo de viajar hasta la isla Eritia para apoderarse de los rebaños del gigante Gerión.
Gerión era un ser monstruoso que habitaba cerca de Hispania. Descendía de Crisaor, un gigante engendrado de la sangre de la gorgona Medusa, y de la oceánide Calírroe. Poseía tres cabezas, tres cuerpos, seis brazos y seis piernas y custodiaba un rebaño de enormes bueyes rojos.
En su viaje, Heracles alcanzó los límites del mundo conocido. Visitó Tartessos y creó lo que hoy en día se conoce como el estrecho de Gibraltar, al dividir la cordillera que unía los continentes de Europa y África. Como recuerdo de su acción, levantó dos grandes columnas, una sobre el Peñón de Gibraltar y otra sobre el de Ceuta, dando lugar al monumento que pasaría a ser conocido como las Columnas de Hércules.
Hércules uniendo las dos columnas, G. Serrán |
Después cruzó tierras desérticas, donde el calor le hizo sufrir una terrible sed. Irritado, Heracles amenazó con sus flechas al dios Apolo que, en lugar de ofenderse, le ofreció como regalo una copa de oro que le permitió llegar a su destino: Eritia, la isla de la puesta del sol.
Heracles se enfrentó a Ortro, el enorme perro que custodiaba los rebaños de Gerión, y logró vencer al gigante, al atravesar sus tres corazones de un flechazo. Después cortó su cabeza y la enterró en la actual ciudad de A Coruña, en el lugar en que más tarde sería construida la famosa Torre de Hércules
Una vez logrado su objetivo Heracles emprendió el camino de regreso, en el que tuvo que superar numerosos obstáculos.
El héroe guió las reses a través de mares, ríos y montañas. Alcanzó Italia y se enfrentó a Caco, un gigante que arrojaba fuego por la boca y que aprovechó uno de sus momentos de descanso para robarle parte de los bueyes.
También tuvo que hacer frente a la diosa Hera, que envió un tábano contra el rebaño, haciendo que los animales se dispersasen. Tras reunir de nuevo a los bueyes, Heracles se vio obligado a construir un puente de piedra sobre el camino, ya que la diosa había enviado una gran inundación.
Heracles perdió gran parte de los bueyes a causa de las dificultades que encontró en su viaje pero, a pesar de todo, logró cumplir su misión. Entregó los animales supervivientes a Euristeo y finalmente el rey los ofreció en sacrificio a la diosa Hera.
Torre de Hércules, A Coruña, s. I d.C |
Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, Barcelona, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía
cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
-HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
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