En el séptimo trabajo, Euristeo ordenó a Heracles capturar con vida a un fiero toro que devastaba las tierras de Creta, y al que ningún hombre había conseguido domar.
Unos decían que este toro había sido el enviado por Zeus para raptar a Europa. Otros que se trataba del amante de Pasífae, la esposa del rey Minos. Mientras que algunos aseguraban que se trataba de un monstruo que había surgido del mar por orden del dios Poseidón, quien buscaba vengarse del rey.
Heracles consiguió domar al monstruoso toro y, subido sobre su espalda, emprendió el camino de regreso a Grecia.
Allí fue dado como ofrenda a la diosa Hera, quien lo rechazó. El toro fue liberado y más tarde murió a manos de otro héroe, Teseo, en la llanura de Maratón.
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, Barcelona, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
-HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
La lucha de Hércules con el toro de Creta es una lucha limpia; no es así en el caso de los toreros, esa "profesión" que simboliza la España más rancia.
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