En sus doce trabajos, Heracles no solo tuvo que hacer frente a duras pruebas, sino también a humillantes labores. Este es el caso de su sexto trabajo.
Augías, rey de la Élide, poseía un numeroso rebaño de toros y vacas pero jamás había mandado limpiar sus establos ni sus tierras. El rey encargó a Heracles retirar todo el estiércol en un solo día y le ofreció parte de los rebaños a cambio de su servicio.
Heracles realizó dos grandes agujeros en lugares opuestos del establo y después desvió los ríos Alfeo y Peneo, cuyas caudalosas aguas atravesaron el recinto y las tierras arrastrando toda la suciedad.
Cuando Heracles fue a reclamar la recompensa prometida, Augías se negó a dársela, afirmando que no había sido él, sino los ríos, los que habían hecho el trabajo. Fileo, hijo del rey, apoyó al héroe, declarando a su favor en el juicio. Sin embargo Augías acabó por desterrarlos a ambos de la Élide.
Heracles acudió ante Euristeo para dar a conocer el resultado de su trabajo. Sin embargo el rey se negó a reconocerlo como tal, alegando que no había realizado la tarea en su nombre, sino bajo las órdenes de otro rey.
Séptimo trabajo: El toro de Creta
Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, Barcelona, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
-HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
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