En primer lugar, Euristeo encargó a Heracles la difícil tarea de matar y desollar a un monstruoso león que asolaba la región de Nemea. Este animal, nieto de Tifón y hermano de la esfinge de Tebas, escupía fuego por la boca y atacaba constantemente a los hombres y al ganado.

Después persiguió al león hasta la cueva en la que se había escondido y allí le acorraló. Cuando el animal se abalanzó sobre él, Heracles lo golpeó con la maza, lo derribó y rodeó su cuello con sus fuertes brazos hasta asfixiarlo.
Tras matar al animal, la diosa Atenea le indicó como despellejarlo, utilizando para ello sus propias garras. Heracles cubrió su cuerpo y su cabeza con la piel del león, que a partir de entonces se convirtió en su yelmo y su coraza. Finalmente regresó a Argos para anunciar su victoria pero Euristeo, temeroso de su fuerza, le prohibió volver a entrar en la ciudad.
Segundo trabajo: La hidra de Lerna
Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, Barcelona, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
-HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
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