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domingo, 7 de mayo de 2017

Los héroes de Nome

Balto
Balto, F.G., Roth, 1925
      En el invierno de 1925 una terrible epidemia de difteria se extendió entre los habitantes del pequeño pueblo de Nome. Su única salvación residía en el equipo de mushers o corredores de trineo que habían sido elegidos para transportar las medicinas a través de las heladas tierras de Alaska.

Inicio de la enfermedad
      Nome era un pueblo situado en la península de Seward, a tan solo doscientos kilómetros del Círculo Polar Ártico. Había alcanzado un gran esplendor con la Fiebre del Oro del siglo XIX pero a inicios del siglo XX el oro se había agotado y el pueblo comenzaba a decaer.
      En el mes de diciembre de 1924 comenzaron a detectarse los primeros síntomas de una enfermedad que pondría en grave riesgo la vida de su población. Se trataba de la difteria, una enfermedad extremadamente contagiosa y con un alto índice de mortalidad entre los ancianos y niños menores de cinco años.
      No fue hasta el 20 de enero de 1925 cuando se diagnosticó oficialmente el primer caso de difteria en Bill Barnett, un niño de tres años. Pero las pocas reservas de toxina antidiftérica que quedaban en Nome, y que suponían en único remedio para combatir esta enfermedad, habían caducado. 
      Ante el creciente número de afectados el alcalde de Nome declaró la situación de cuarentena.

Nome
Nome, 1907
Petición de ayuda y organización del transporte
      El 22 de enero el Dr. Welch envió un telegrama a las principales ciudades de Alaska, así como al servicio de Salud Pública de Washington D.C., para informarles a cerca de la desesperada situación que estaban viviendo en Nome: "Epidemia de difteria casi inevitable aquí STOP Necesidad urgente de un millón de unidades de antitoxina STOP Correo es la única forma de transporte STOP Ya he pedido la antitoxina al Comisionado de Salud del Territorio STOP Hay como tres mil nativos en el distrito"
      La respuesta no se hizo esperar. El Servicio de Salud Pública localizó más de un millón de unidades de antitoxina en la costa este que fueron inmediatamente enviadas en barco hasta Seatle. Pero estas tardarían unos quince días en llegar a Seward y la situación en Nome era crítica. Para el 24 de enero ya se habían producido cuatro muertes, se habían confirmado más de veinte casos de difteria, cincuenta en riesgo y se calculaba que unas diez mil personas estaban amenazadas por la epidemia en la región.
      El 26 de enero John Beeseon, jefe de cirujanos del Hospital de Anchorage Railroad, informó de la existencia en su hospital de trescientas mil unidades de antitoxina. Estas no serían suficientes para detener la epidemia pero sí para contenerla mientras llegaba el cargamento que había sido enviado a Seatle.
Mapa de la Senda de Idirarod
Mapa de la Senda de Iditarod
      Pero el transporte de las medicinas a Nome no era fácil ya que esta población quedaba completamente aislada por el hielo entre los meses de noviembre y julio. El único medio de transporte posible eran los trineos tirados por perros. Por ello se decidió organizar una carrera por relevos para la que fueron elegidos los mejores mushers de la región. Estos deberían viajar noche y día a través de la llamada Senda de Iditarod que atravesaba la barrera interior de Alaska. En ella quedarían sometidos a bajísimas temperaturas y a condiciones climatológicas extremas. Además deberían superar peligrosos tramos sobre aguas heladas como los que transcurrían sobre los ríos Tanana y Yukón y sobre el Mar de Bering. 
      Para salvar algunos kilómetros, las medicionas fueron empaquetadas y entregadas al conductor Frank Knight, que las trasladó en tren hasta Nenana.

Trayecto
       A las nueve de la mañana del 27 de enero el primer musher, William Shannon, también conocido como "Wild Bill", partió de la estación de tren de Nenana llevando en su trineo el paquete con las antitoxinas. Pero al poco de iniciar el viaje comenzaron las dificultades. A excepción de Blackie, su perro líder, el resto de los perros del equipo eran inexpertos. El camino se encontraba en muy malas condiciones y las bajas temperaturas obligaron a Shannon a correr al lado de su trineo para evitar morir congelado. 
      Su equipo alcanzó el punto de relevo pero lo hizo en muy mal estado. Tres de sus perros no resistieron la dura travesía y él mismo sufrió de congelación en parte de su rostro.
       Los siguientes mushers no lo tuvieron más fácil. Las temperaturas rondaban los -60ºC y sobre ellos cayeron fuertes borrascas y tormentas de nieve que redujeron drásticamente la visibilidad. Aún así lograron transportar con éxito las medicinas hasta llegar al refugio de Shaktoolik, donde debía recogerlas Leonhard Seppala, el corredor más experimentado y a quien se había asignado el tramo más largo y peligroso. Pero Seppala había sido avisado con muy poca antelación y no llegó a tiempo al punto de relevo.
      Mientras tanto en Nome el número de afectados continuaba aumentado. La gravedad de la situación atrajo la atención de los principales periódicos de San Francisco, Washington D.C. y Nueva York y se decidió acelerar el transporte enviando más equipos de trineos al último tramo del camino. Todas las esperanzas estaban puestas en los mushers y sus perros.
Leonhard Seppala y Togo
Leonhard Seppala y Togo
      Para evitar ningún retraso, las antitoxinas fueron entregadas a Henry Ivanoff, que partió con el fin de encontrarse a Seppala por el camino. Pero la baja visibilidad hizo que su trineo chocase contra un reno. Tras un momento de confusión, Ivanoff se dispuso a preparar a su equipo para la marcha pero en ese momento le alcanzó Seppala. Tras recoger las medicinas dio la vuelta para regresar a Nome.
      Seppala era un musher de origen noruego, pero nacionalizado americano, que contaba con una gran fama como corredor y entrenador de huskies siberianos. Participó en el transporte con su equipo de veinte perros liderados por los hermanos Fritz y Togo. 
      A pesar de su avanzada edad, Togo logró guiar el trineo a través de la más absoluta oscurida y en un solo día cubrió una distancia de 135 kilómetros, hasta alcanzar el refugio de Isaac´s Point. Tras un breve descanso continuó su camino pero el deshielo le obligó a abandonar su peligrosa ruta a través de un río helado y dar un rodeo que suponía ascender los 1.500 metros de la montaña Little Macklinley. Después descendió hasta alcanzar el refugio de Golovin, donde lo esperaba el siguiente equipo, conducido por Charlie Olson.
     Tras recorrer la distancia que le había sido asignada, Olson entregó las medicinas al último miembro del relevo, Gunnar Kaasen, también de origen noruego y amigo de Seppala. Su perro líder fue sin duda el más famoso de toda la expedición y quien se llevó todo el posterior reconocimiento. 
      Se trataba de un husky siberiano llamado Balto, que logró guiar el trineo a través de una fuerte ventisca y una visibilidad tan baja que Kaasen apenas era capaz de ver los perros más cercanos al trineo. Fue precisamente esto lo que le llevó a saltarse el pueblo de Solomon, en el que debía hacer el relevo.
Gunnar Kaasen y Balto
Gunnar Kaasen y Balto
     Cuando se dio cuenta de lo sucedido Kaasen decidió continuar, pero su viaje se vio interrumpido por un fuerte golpe de viento que hizo volcar su trineo. El paquete que contenía las antitoxinas cayó a la nieve, obligando a Kaasen a quitarse los guantes para buscarlo en mitad de la oscridad. Tras unos angustiosos momentos, en los que sus manos quedaron dañadas a causa de la congelación, Kaasen logró encontrar las medicinas y continuar su camino.
      La madrugada del 2 de febrero alcanzó Point Safe con mayor antelación de la que se esperaba. El musher que debía relevarle aún estaba dormiendo por lo que Kassen decidió recorrer en su lugar los últimos 40 kilómetros que quedaban hasta Nome.
      Kassen llegó a Nome en la madrugada del 2 de febrero. Detuvo su trineo frente al Banco de Comerciantes y Mineros y, agotado, se desplomó ante las pocas personas que salieron a recibirle. Antes de caer exclamó "Daam fine dog" (joder con el perro) en referencia a la extraordinaria resistencia que había demostrado Balto.

Reconocimiento
      Los mushers y sus perros realizaron una gesta extraordinaria. Recorrieron en tan solo cinco días un trayecto que normalmente se cubría en veinticinco y su esfuerzo permitió salvar cientos de vidas.
      Su hazaña recibió el nombre de Carrera del Suero o de la Misericordia y sus participantes fueron declarados héroes. En su recuerdo se celebra cada año, en el mes de marzo, el llamado Iditarod Trail Sled Dog Race (Carrera de Trineos y Perros de la Senda de Iditarod). Este recorre la distancia entre Anchorage y Nome y el premio especial lleva el nombre de Seppala.
      En recuerdo de Balto, así como del resto de perros de la expedición, se construyeron varias estatuas. La más conocidas de todas fue realizada por F.G. Roth y se encuentra en el Central Park de Nueva York acompañada del siguiente lema: "Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana para llevar el alivio al desolado pueblo de Nome durante el invierno de 1925".

 Fuentes:
-GONZALEZ, D., Como unos perros salvaron cientos de vidas: La carrera del suero a Nome, fronterasblog.com
-www.baltostruestory.net
-www.misanimales.com/balto--la-historia-verdadera-del-perro-lobo
-www.mundoperros.es/balto-la-historia-real-del-perro-lobo
-Race for Life: Balto and the Hero Dogs of Alaska. www.visitnomealaska.com
-www.sibrescue.com/balto

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