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lunes, 31 de octubre de 2016

La leyenda del té con sal tibetano


       En una ocasión, un joven de origen humilde se enamoró de una muchacha muy rica. Pero la madre de ésta no lo aceptó y no descansó hasta conseguir que el joven muriera. 
       Cuando esto sucedió, su cuerpo fue incinerado en una pira y nadie pudo evitar que la muchacha se arrojase al fuego y muriera junto a su amado. Al apagarse las llamas, la madre de la joven descubrió que los huesos de ambos habían quedado entrelazados. Con grandes esfuerzos logró separarlos y los enterró en orillas opuestas de un río. 
       De los restos de los jóvenes nacieron dos árboles, que crecieron hasta llegar a entrelazar sus ramas. Esto enfureció a la madre, que los mandó talar. Después los espíritus de los jóvenes se transformaron en pájaros y los mandó matar.                               
       Finalmente el espíritu del joven se fue a las regiones del té, y el de la muchacha a las regiones de la sal, y ambos lograron reunirse en el más extraño de los lugares, el té con sal tibetano.

Bibliografía
AA.VV., Cultura Clásica, Barcelona, Edebé, 2004.

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