Los Trabajos de Hércules, Antonio Tempesta, 1608 |
Sin embargo Heracles no estuvo solo en su labor. Al enterarse del riesgo que corría su hijo, Zeus envió a los dioses Hermes y Atenea para que lo guiasen y protegiesen en su misión.
En primer lugar Heracles debía encontrar la entrada al Inframundo. La única manera de hacerlo era iniciándose en los misterios de Eleusis, que mostraban el modo de acceder al otro mundo tras la muerte. Estos conocimientos le fueron negados en un principio a causa de su origen extranjero y de la sangre que había vertido en su camino. Pero su amistad con un elusiano llamado Pilio permitió que este le tomase bajo su protección y le revelase los secretos que necesitaba.
El barquero Caronte |
Al llegar a la orilla Heracles fue sorprendido por el espíritu de la gorgona Medusa. El héroe tomó su arma para enfrentarse a ella pero Hermes detuvo su brazo, recordándole que los muertos no podían causarle ningún mal.
Heracles también se encontró con el espíritu del héroe Meleagro quien le convenció para que a su regreso se casase con Deyanira, la única de sus hermanas que aún permanecía con vida.
Después se cruzó con dos de sus antiguos compañeros, Teseo y Pirítoo, condenados a permanecer encadenados en una negra roca tras tratar de cortejar a Perséfore, la esposa de Hades. Heracles rompió las cadenas que apresaban a Teseo y este pudo regresar por un tiempo al mundo de los vivos. También trató de liberar a Pirítoo pero a causa de un fuerte terremoto se vio obligado a huir, abandonando a su compañero a su suerte.
Hércules y Cerbero, Paolo Pagani, ss. XVII-XVIII |
Heracles consiguió inmovilizar al perro agarrándolo por el cuello y después lo montó sobre su espalda para llevarlo ante Euristeo. Al ver a tan terrible animal el rey huyó aterrorizado y liberó a Heracles de su servidumbre, no sin antes ordenarle que llevase al monstruoso can de vuelta al Inframundo.
Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
Bibliografía:
Es curioso como la palabra cancerbero se utiliza muy a menudo en el fútbol y probablemente muchos desconozcan su procedencia.
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