Ilustración de Piero Cattaneo |
Narciso creció y su belleza con él. Sin embargo se volvió arrogante y su orgullo desmesurado le llevó a despreciar a todos los que se acercaban a él. Muchas mujeres le pretendían pero él siempre las rechazaba. De este modo, Narciso acabó frecuentando lugares solitarios y evitando toda compañía.
Un día en que vagaba por el bosque fue descubierto por la ninfa Eco, que se enamoró de él. La joven comenzó a seguirle a todas partes, oculta entre los matorrales. No se atrevía a presentarse ante él a causa del terrible castigo que le había impuesto Hera. La diosa se enfureció al descubrir que Eco había sido enviada por Zeus para que la entretuviera y la impidiera descubrir sus infidelidades. Por este motivo, la condenó a repetir las últimas palabras que otros pronunciaban.
En una ocasión, Narciso se dio cuenta de que alguien le seguía y pidió que se mostrara ante él. Eco salió de su escondite y Narciso se burló cruelmente de ella, lo que hizo que huyera avergonzada. Una vez a salvo en el bosque pronunció la siguiente sentencia: "Quieran los dioses que cuando él ame tanto como amo yo se desespere y sufra del mismo modo".
Narciso llegó a la orilla de un río y al acercarse al agua se encontró con una imagen principesca. Se trataba de un joven de rasgos suaves como el mármol, nariz recta y abundantes rizos negros que caían sobre unos hombros de marfil.
¿Quién eres tú?- preguntó. La imagen movió los labios pero él no recibió respuesta. Narciso sonrió y la sonrisa le fue devuelta. Extendió sus manos hacia la imagen pero tan pronto como tocó la superficie del agua ésta se desvaneció para volver de nuevo.
Ilustración de Piero Cattaneo |
Los dioses se apenaron de él y convirtieron su bello cuerpo en una flor que lleva su nombre y que surge cada primavera a la orilla de los ríos.
Eco, que había invocado el castigo a causa del duro corazón de Narciso, no consiguió nada excepto el dolor. Se fue consumiendo a causa de la culpa que sentía hasta que no quedó de ella más que una voz que aún permanece en las montañas.
Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Barcelona, Edebé, 2004.
-HOPE MONCRIEFT, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.
Un mito muy de actualidad debido a la pandemia de los "selfies". A más de uno/una empalaba yo con el "palo selfie" cual Vlad Tepes, santo patrón de los empaladores.
ResponderEliminarEL ZORRO