Píramo y Tisbe. Obra de teatro del dramaturgo Vladimir Capella |
Píramo y Tisbe
Píramo y Tisbe eran dos jóvenes babilonios que vivieron durante el reinado de Semiramis. Como eran vecinos pronto se conocieron y empezaron a amarse con pasión. A pesar de que los padres de ambos se opusieron a la boda y les prohibieron verse ellos se prometieron amor hasta la muerte.Tisbe. J.W. Waterhouse, 1909 |
Mantuvieron su amor en secreto durante meses hasta que llegó el día en que, no pudiendo separar más aquella separación impuesta, decidieron huir de sus casas. Acordaron encontrarse a las afueras de la ciudad, en la tumba del rey Nino, cobijada por una morera y junto a la que había una fuente.
Tisbe, impaciente, salió antes de la hora. Se cubrió con un velo y se deslizó apresuradamente por las calles, llegando la primera al lugar de encuentro. De repente apareció una leona que había ido allí a calmar su sed. Al verla Tisbe se asustó, tiró su velo y corrió a buscar refugio. La leona se enzarzó con su velo y después desapareció caminando entre las rocas.
Píramo oyó el grito de Tisbe cuando estaba saliendo de la ciudad. Desenvainó la espada y corrió hasta la tumba. Allí encontró las huellas frescas de un león y el velo manchado y roto de Tisbe. Horrorizado, no dudó de que el león había matado a su amada. Amargamente se reprochaba no haber llegado el primero y loco de tristeza lanzó este lamento: "Amada Tisbe, solamente yo soy responsable de tu muerte y por ello es justo que yo tenga el mismo fin"
Tras pronunciar estas palabras apoyó la empuñadura de su espada contra el tronco de la morera y se la clavó en el corazón.
Cuando Tisbe regresó su corazón rebosó de alegría al ver a Píramo tumbado bajo el árbol. Sin embargo tuvo un mal presentimiento al darse cuenta de que las moras habían cambiado de blanco a púrpura oscuro debido a la sangre de Píramo.
Tisbe se agarró a su cuerpo con gritos desgarradores y tomó una dramática decisión: "¡Mi amado Píramo, el amor me dará fuerzas para seguirte!¡Padres desgraciados, quisisteis separarnos cuando estábamos vivos y nos vais a unir en la muerte! ¡Y tú morera, funesto árbol que cobijas el cuerpo de mi amado también cubrirás el mio! ¡Y como testigo de nuestra tragedia tus frutos mantendrán siempre el color púrpura de nuestra sangre!"
Y con estas palabras sacó la espada del cuerpo de su amante y se la clavó, aún caliente, en su propio corazón.
Y con estas palabras sacó la espada del cuerpo de su amante y se la clavó, aún caliente, en su propio corazón.
Así fueron encontrados. Los dioses movieron el corazón de sus padres para que estos accedieran al último deseo de Tisbe. Los pusieron juntos en la pira funeraria y sus cenizas se mezclaron en la misma urna.
Fuentes:
-AA.VV.,
Cultura Clásica, Barcelona, Edebé, 2004.
-HOPE
MONCRIEFF, A.R., Mitología clásica, Madrid, Edimat libros,
2012.
-OVIDIO,
Metamorfosis, Madrid, Alianza Editorial, 2001
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