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sábado, 17 de octubre de 2015

El jabalí de Erimato

      En su tercer trabajo, Euristeo ordenó a Heracles capturar con vida a un gigantesco jabalí que devastaba los campos de la región de Erimato.

     Heracles se dirigió a la guarida del jabalí y en su camino se encontró con un centauro llamado Folo. Este le invitó a comer pero no le ofreció vino, pues solo poseía un barril que le había regalado Dionisio, y que no podía ser abierto a menos que toda su raza lo compartiera.

      Sin embargo Heracles insistió en tomar vino y Folo acabó cediendo. Cuando el olor del vino se extendió por el bosque, el resto de centauros se enteró de lo ocurrido y, enfurecidos, arremetieron contra Heracles. El héroe se enfrentó a ellos utilizando su arco y las flechas que había envenenado con la sangre de la hidra.  
       
       Tras ver caer a varios de los suyos los centauros comenzaron a retirarse y Heracles los persiguió. De este modo llegó al refugio de su antiguo maestro, el centauro Quirón. Heracles no le había reconocido en la lucha y le había herido con una de sus flechas. Quirón utilizó todas sus artes de curación pero no pudo hacer nada para salvarse, y acabó muriendo en una lenta agonía

      Folo, sorprendido por el mortífero poder de las flechas, cogió una para examinarla. Sin embargo esta se le escapó de las manos y le hirió en uno de sus pies, provocándole también la muerte

      Tras enterrar a sus amigos, Heracles se dirigió a la guarida del jabalí. Le hizo salir de su escondite y le persiguió durante varias horas corriendo sobre la nieve. Finalmente el jabalí se detuvo agotado y Heracles lo encadenó y llevó sobre sus hombros ante Euristeo.


Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Edebé, Barcelona, 2004.
-AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
-HOPE MONCRIEFF, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012

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