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domingo, 14 de junio de 2015

Narciso

Ilustración de Piero Cattaneo
    Narciso era hijo del dios-río Cefiso y la ninfa Liriope. Al poco de dar a luz, su madre acudió el adivino Tiresias para saber si la vida de su hijo sería larga. Este le reveló que Narciso alcanzaría la vejez, pero solo en el caso de que nunca llegase a contemplar su propia imagen.

    Narciso creció y su belleza con él. Sin embargo se volvió arrogante y su orgullo desmesurado le llevó a despreciar a todos los que se acercaban a él. Muchas mujeres le pretendían pero él siempre las rechazaba. De este modo, Narciso acabó frecuentando lugares solitarios y evitando toda compañía.

    Un día en que vagaba por el bosque fue descubierto por la ninfa Eco, que se enamoró de él. La joven comenzó a seguirle a todas partes, oculta entre los matorrales. No se atrevía a presentarse ante él a causa del terrible castigo que le había impuesto Hera. La diosa se enfureció al descubrir que Eco había sido enviada por Zeus para que la entretuviera y la impidiera descubrir sus infidelidades. Por este motivo, la condenó a repetir las últimas palabras  que otros pronunciaban.

      En una ocasión, Narciso se dio cuenta de que alguien le seguía y pidió que se mostrara ante él. Eco salió de su escondite y Narciso se burló cruelmente de ella, lo que hizo que huyera avergonzada. Una vez a salvo en el bosque pronunció la siguiente sentencia: "Quieran los dioses que cuando él ame tanto como amo yo se desespere y sufra del mismo modo".

     Narciso llegó a la orilla de un río y al acercarse al agua se encontró con una imagen principesca. Se trataba de un joven de rasgos suaves como el mármol, nariz recta y abundantes rizos negros que caían sobre unos hombros de marfil.
     ¿Quién eres tú?- preguntó. La imagen movió los labios pero él no recibió respuesta. Narciso sonrió y la sonrisa le fue devuelta. Extendió sus manos hacia la imagen pero tan pronto como tocó la superficie del agua ésta se desvaneció para volver de nuevo.

Ilustración de Piero Cattaneo
    Narciso se inclinó una y otra vez para tratar de alcanzar la hermosa figura pero ésta siempre le eludía. Así pasó hora tras hora y día tras día, sin probar alimento, llorando inútilmente al no poder alcanzar el objeto de su deseo, hasta que su corazón dejó de latir y su cuerpo cayó al agua.

      Los dioses se apenaron de él y convirtieron su bello cuerpo en una flor que lleva su nombre y que surge cada primavera a la orilla de los ríos.

     Eco, que había invocado el castigo a causa del duro corazón de Narciso, no consiguió nada excepto el dolor. Se fue consumiendo a causa de la culpa que sentía hasta que no quedó de ella más que una voz que aún permanece en las montañas.

Bibliografía:
-AA.VV., Cultura Clásica, Barcelona, Edebé, 2004.
-HOPE MONCRIEFT, A.R., Mitología Clásica, Madrid, Edimat Libros, 2012.

 

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1 comentario:

  1. Un mito muy de actualidad debido a la pandemia de los "selfies". A más de uno/una empalaba yo con el "palo selfie" cual Vlad Tepes, santo patrón de los empaladores.

    EL ZORRO

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