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domingo, 12 de abril de 2015

La Teogonia: Gea, Urano, Cronos y Rea

 Gea y Urano 

Gea. Anselm Feuerbach, 1875
     Inicialmente existía el Caos, del cual surgió Gea o Gaia, la Madre Tierra. Mientras ella dormía dio a luz a Urano, el Cielo, quien, derramando una lluvia fértil sobre la Tierra, hizo surgir las montañas, los ríos, los lagos, los mares, las plantas y animales.
    Gea y Urano tuvieron numerosa descendencia. Sus primeros hijos fueron los Hecatónquiros, seres gigantescos de forma semihumana que poseían cien brazos. Estos recibieron los nombres de Briareo, Giges y Coto.
    Después, Gea dio a luz a los Cíclopes, llamados Brontes, Estéropes y Arges. También eran de gran tamaño pero su principal característica era la presencia de un único ojo en el centro de su frente.
    Por último nacieron los Titanes, Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Japeto y Cronos; y las Titánides Tía, Rea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis.


    Estaba predicho que Urano sería destronado por uno de sus hijos por lo que éste, para evitar que le arrebatasen el poder, encerró a los Hecatónquiros y a los Cíclopes en el Tártaro. Además hizo permanecer a los hijos que aún estaban por nacer en el vientre de su madre.
Castración de Urano. Polidoro da Caravaggio. ss.XV-XVI
   Llegó el día en que Gea, no pudiendo aguantar más el dolor que esto le causaba, convenció a los Titanes para que castraran a su padre. Ésta labor quedó en manos del menor de todos, Cronos. Con una hoz que le había entregado su madre, cortó los genitales de Cronos y los arrojó al mar.
     De las gotas de sangre que cayeron a la Tierra surgieron las Erinias (Furias), Alecto, Tisífona y Megera, y las ninfas del fresno, las Melíades.

    Tras la derrota de Urano, los Titanes liberaron a sus hermanos del Tártaro y entregaron el poder a Cronos. Sin embargo éste, tras tomar por esposa a su hermana Rea, desterró de nuevo a los Cíclopes y a los Hecatónquiros al Tártaro.

Cronos y Rea 
    Durante el gobierno de Cronos nació la segunda generación de dioses, la generación olímpica. Rea dio a luz a Hestia, Deméter, Hera, Plutón y Posidón. 
Saturno devorando a un hijo.Tiepolo.1745
   Al igual que había ocurrido con Urano, también estaba predicho que Cronos sería derrotado por uno de sus hijos. Por este motivo, comenzó a devorarlos uno tras otro a medida que nacían.
   Ante esta situación Rea, embarazada de Zeus, huyó a Creta donde lo dio a luz en secreto. Cuando Cronos reclamó a su hijo ella le entregó en su lugar una piedra envuelta en pañales y Cronos lo devoró sin darse cuenta del engaño.

Rea y Cronos. Relieve romano
        Zeus creció al cuidado de las ninfas y de la cabra Amaltea. Al llegar a la edad adulta y con ayuda de una hierba que le había entregado Metis, logró que Cronos vomitase a sus hermanos. También liberó a los Hecatónquiros y a los Cíclopes y les convenció para que luchasen a su lado. Como agradecimiento por su libertad, los Cíclopes entregaron a los dioses las armas que más tarde se convertirían en sus atributos: el rayo y el trueno a Zeus, el yelmo a Plutón y el tridente a Posidón.
     De este modo se inició la llamada Titanomaquia o guerra de los Titanes tras la cual Cronos y sus aliados fueron derrotados y enviados al Tártaro. Por su parte Atlas, el mayor de los Titanes, fue condenado a sostener la bóveda celeste para toda la eternidad.


La generación olímpica
Gigantomaquia. Altar de Pérgamo. s.II a.C
   Tras vencer a Cronos, Zeus y sus hermanos tuvieron que enfrentarse a Tifón y a los Gigantes. Los Gigantes, hijos de Gea, tenían un gran tamaño y fuerza y un aspecto terrrorífico, con serpientes en lugar de piernas. Al poco de nacer retaron al cielo lanzándole árboles incendiados y enormes rocas. Los seis olímpicos se unieron de nuevo para hacer frente a un enemigo común. En la lucha destacaron especialmente Zeus y su hija Atenea y también Heracles, quien fue fundamental para derrotar a los guigantes ya que estos, a pesar de ser seres divinos, podían ser destruidos mediante una alianza entre un dios y un humano.

Tifón. mural etrusco
   Por último los dioses se enfrentaron a Tifón, el menor pero el más fuerte de los hijos de Gea. Era un ser alado, mitad hombre, mitad bestia, de cuyos ojos salían llamas y de tales dimensiones que en ocasiones su cabeza llegaba a rozar el cielo.
    La mayoría de los dioses sintieron terror al verlo y huyeron al desierto, donde se escondieron en forma de animales. Tan solo Atenea y Zeus le plantaron cara. Este ultimo resultó herido por Tifón, quien le encerró en una caverna en la gruta Coricia. Hermes y Pan robaron los tendones a Tifón y se los devolvieron a Zeus. Tras recobrar sus fuerzas, derrotó a Tifón con sus rayos y lo aplastó con el monte Etna cuando trató de huir.

    La alianza de los dioses olímpicos no duró mucho. Vencido el último de sus enemigos, comenzaron a disputarse el poder. Finalmente, este recayó sobre Zeus, que fue nombrado rey del Olimpo. Poseidón obtuvo el poder sobre los mares y Hades sobre los Infiernos. Hera se convirtió en la esposa de Zeus y la diosa protectora del matrimonio, Deméter de la agricultura y Hestia del fuego y del hogar.

Fuentes:
AA.VV., Mitología clásica e iconografía cristiana, Madrid, Editorial Ramón Areces, 2010.
AA.VV., Cultura Clásica, Barcelona, Edebé, 2004.


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